E N el año 2005, el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires editó 1806-1807. Invasiones Inglesas al Río de La Plata. Aporte Documental, obra que reproduce y comenta una selección de documentos del Fondo Estrada Lynch, adquirido por el Gobierno de la Ciudad, a poco de conmemorarse el Bicentenario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires.
Al realizar el diseño editorial de aquella obra, noté que la mayor parte de los impresos –había también cantidad de manuscritos– poseían el pie de la Real Imprenta de Niños Expósitos.
Inmediatamente recordé cuanto había leído o escuchado sobre esa imprenta en tiempos de estudiante, y cuando repasé su historia, a través de prestigiosos autores como José Toribio Medina, Carlos Heras, o el padre Guillermo Furlong –cuyas obras fueron una herramienta fundamental para realizar este libro– descubrí que no se le ha dado el lugar que le corresponde en la historia de Buenos Aires.
La Imprenta de los Expósitos fue la introductora del arte tipográfico en nuestra ciudad. Instruyó a niños y adultos a través de sus catones y cartillas, acercó a la religión mediante sus catecismos, fue la informante de toda la sociedad gracias a los primeros noticieros, festejó el triunfo de la Reconquista y, como formadora de opinión, difundió las nuevas ideas en tiempos de la Revolución de Mayo y acompañó cada modelo gubernamental hasta los tiempos rivadavianos.
Prácticamente no quedan rastros físicos de aquel taller de la calle Perú, y apenas quedan algunas pistas del destino de alguna de sus seis prensas, y hasta se dice –casi como en una leyenda– que sus tipos, una vez fundidos, terminaron como munición para detener una sublevación en Salta. Pero sus documentos son los testigos más vivos de aquellos tiempos; podemos encontrarlos en diversos archivos públicos y colecciones privadas en todo el mundo.
En el año 2008, conformada la Dirección General Patrimonio e Instituto Histórico, pensé de qué forma podríamos contribuir, desde mi profesión a recuperar, al menos, una pequeña parte de la Imprenta de los Niños Expósitos.
Así nació el proyecto que se materializa en el libro. Una obra que pretende recorrer la historia de la Imprenta mostrando, además, los antecedentes de la impresión en Europa y en los “dominios” españoles en América; cómo era la ciudad que la recibió en 1780; los motivos e ideas que dieron contenido a sus impresos; y los aspectos técnicos de la impresión tipográfica de aquellos tiempos. Intenta también revalorar una pequeña parte del patrimonio porteño, pues a partir de sus impresos –y gracias al inapreciable aporte de Alberto Gabriel Piñeiro, director del Museo Histórico Brigadier General Cornelio de Saavedra– pude realizar una experiencia tipográfica que tiene como fin recuperar una serie de caracteres tipográficos del taller de Expósitos, una versión digital que permitirá, de aquí en adelante, la recreación de aquellos documentos tan importantes para nuestra historia, para utilizarse con fines educativos y culturales.
Cabe destacar que este es el comienzo de un extenso trabajo que busca reconstruir digitalmente la colección completa de los tipos utilizados en esta imprenta porteña a lo largo de su historia. La delimitación hecha hasta aquí apenas muestra los usados en la primera etapa del taller, antes de la incorporación de la letra nueva traída de Europa, y la anexión de la imprenta montevideana y sus tipos “modernos”, más un conjunto de viñetas.
Las tres familias tipográficas resultantes de esta primera experiencia fueron incorporadas al diseño de la publicación. Pueden verse aplicadas en la composición de la tapa, en la de las carátulas –textos y cuadrilongo–, y en las capitales al comienzo de cada capítulo.
Expósitos. La tipografía en Buenos Aires. 1780-1824 es un humilde aporte a la historia de nuestra tipografía, y los signos recuperados, una devolución al patrimonio de nuestra ciudad en el año del Bicentenario de la Revolución de Mayo.
Al realizar el diseño editorial de aquella obra, noté que la mayor parte de los impresos –había también cantidad de manuscritos– poseían el pie de la Real Imprenta de Niños Expósitos.
Inmediatamente recordé cuanto había leído o escuchado sobre esa imprenta en tiempos de estudiante, y cuando repasé su historia, a través de prestigiosos autores como José Toribio Medina, Carlos Heras, o el padre Guillermo Furlong –cuyas obras fueron una herramienta fundamental para realizar este libro– descubrí que no se le ha dado el lugar que le corresponde en la historia de Buenos Aires.
La Imprenta de los Expósitos fue la introductora del arte tipográfico en nuestra ciudad. Instruyó a niños y adultos a través de sus catones y cartillas, acercó a la religión mediante sus catecismos, fue la informante de toda la sociedad gracias a los primeros noticieros, festejó el triunfo de la Reconquista y, como formadora de opinión, difundió las nuevas ideas en tiempos de la Revolución de Mayo y acompañó cada modelo gubernamental hasta los tiempos rivadavianos.
Prácticamente no quedan rastros físicos de aquel taller de la calle Perú, y apenas quedan algunas pistas del destino de alguna de sus seis prensas, y hasta se dice –casi como en una leyenda– que sus tipos, una vez fundidos, terminaron como munición para detener una sublevación en Salta. Pero sus documentos son los testigos más vivos de aquellos tiempos; podemos encontrarlos en diversos archivos públicos y colecciones privadas en todo el mundo.
En el año 2008, conformada la Dirección General Patrimonio e Instituto Histórico, pensé de qué forma podríamos contribuir, desde mi profesión a recuperar, al menos, una pequeña parte de la Imprenta de los Niños Expósitos.
Así nació el proyecto que se materializa en el libro. Una obra que pretende recorrer la historia de la Imprenta mostrando, además, los antecedentes de la impresión en Europa y en los “dominios” españoles en América; cómo era la ciudad que la recibió en 1780; los motivos e ideas que dieron contenido a sus impresos; y los aspectos técnicos de la impresión tipográfica de aquellos tiempos. Intenta también revalorar una pequeña parte del patrimonio porteño, pues a partir de sus impresos –y gracias al inapreciable aporte de Alberto Gabriel Piñeiro, director del Museo Histórico Brigadier General Cornelio de Saavedra– pude realizar una experiencia tipográfica que tiene como fin recuperar una serie de caracteres tipográficos del taller de Expósitos, una versión digital que permitirá, de aquí en adelante, la recreación de aquellos documentos tan importantes para nuestra historia, para utilizarse con fines educativos y culturales.
Cabe destacar que este es el comienzo de un extenso trabajo que busca reconstruir digitalmente la colección completa de los tipos utilizados en esta imprenta porteña a lo largo de su historia. La delimitación hecha hasta aquí apenas muestra los usados en la primera etapa del taller, antes de la incorporación de la letra nueva traída de Europa, y la anexión de la imprenta montevideana y sus tipos “modernos”, más un conjunto de viñetas.
Las tres familias tipográficas resultantes de esta primera experiencia fueron incorporadas al diseño de la publicación. Pueden verse aplicadas en la composición de la tapa, en la de las carátulas –textos y cuadrilongo–, y en las capitales al comienzo de cada capítulo.
Expósitos. La tipografía en Buenos Aires. 1780-1824 es un humilde aporte a la historia de nuestra tipografía, y los signos recuperados, una devolución al patrimonio de nuestra ciudad en el año del Bicentenario de la Revolución de Mayo.
Fabio Ares
Texto extractado de Expósitos. La tipografía en Buenos Aires 1780-1824
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