Museo Cultural de las Artes Gráficas

Unico en su género en el mundo, el Museo Cultural de las Artes Gráficas (Mucag), abrió sus puertas para ofrecer una visión del pasado, presente y futuro de esa industria.
El recinto posee un acervo de 3151 piezas, las cuales integran la Colección Birlain, en la que se pueden apreciar desde sellos prehispánicos hasta rayadoras para la fabricación de libros: una del siglo XIX y otra del XX.
El museo exhibe “una tercera parte” de su patrimonio, el cual fue reunido por el ingeniero Armando Birlain Schafler (1925-1996), a partir de la Colección Echaniz, misma que se incrementó con el aporte de tres generaciones.
Para reubicar de forma permanente las piezas, se rehabilitó y restauró la subestación Churubusco, que a principios del siglo pasado tenía generadores eléctricos y servía para reparar los tranvías que circulaban por la calzada de Tlalpan.
El nuevo recinto se divide en cinco salas, en las cuales se cuenta la historia de México, mediante instrumentos, maquinaria y trabajos de impresión gráfica.
La primera está dedicada a la expresión gráfica del México prehispánico. Allí se aprecian algunos sellos utilizados por los pueblos mesoamericanos. La segunda muestra el arte gráfico del virreinato: piedras y molderas de madera y cuero empleados en la impresión, además de algunos impresos del siglo XVI.
En la siguiente, el espectador puede observar decenas de herramientas usadas para aplicar el dorado en las portadas y pastas de libros, así como placas de metal para grabados y encuadernaciones antiguas. Resalta una máquina del siglo XVIII, llamada “prensa de nervios”, diseñada para reproducir grabados.


Réplica de la prensa de Juan Pablos
Entre las piezas principales y que son también un distintivo del museo, se cuenta una de las primeras prensas llegadas a América en 1539, el nombre de cuyo impresor, Juan Pablos, quedó registrado en uno de los primeros documentos publicados en nuestro continente y que llevó por título Doctrina Cristiana en Lengua Castellana y Mexicana.
José Luis Zamora dijo que para el préstamo para exposiciones nacionales e internacionales se ha creado una reproducción de dicha prensa, así como de una guillotina, un tórculo para estampar grabados en cobre y una prensa litográfica.
En la cuarta sala se presenta la evolución de la imprenta en México. Una prensa litográfica termina de conformar este espacio. Finalmente, una serie de piezas y objetos en torno al desarrollo de las artes gráficas en el porfiriato.
Destacan aquí algunos fotograbados de José Guadalupe Posada y “una invaluable réplica” de la que es conocida como “prensa de Juan Pablos”, la cual “como un acto de fe, consideramos que es la primera imprenta que llegó a México”, comentó José Luis Zamora Contreras, presidente del patronato del Mucag. Además de contar con un amplio espacio para conferencias, un salón de cómputo y dos aulas para capacitación, el museo tiene un laboratorio de pruebas que ofrece servicio a empresas o instituciones, para dar apoyo técnico respecto de pruebas para papel, tintas e impresión.
El Museo Cultural de las Artes Gráficas requirió una inversión de “alrededor de un millón de dólares” y el mantenimiento asciende a cerca de 350 mil pesos anuales. La dirección está a cargo de Teresa Dorantes y el curador del recinto es Tomás Gondi, quien contó con la colaboración de la restauradora Diana Velásquez y la museóloga Patricia Ballesteros.

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